
Modelo Cognitivo Conductual del Coaching.
Para llevar a cabo el siguiente ejercicio, he elegido el modelo cognitivo – conductual, si bien creo que en la práctica podemos utilizar elementos de un modelo u otro dentro de un mismo proceso para ayudar a nuestro cliente a avanzar en su proceso de coaching.
El modelo cognitivo conductual parte de la base de que no son los hechos en sí, sino lo que pensamos de ellos y cómo nos percibimos a nosotros mismos ante ellos, lo que nos lleva a actuar y sentir de un modo concreto.
Sucede a menudo que nuestro cliente se siente bloqueado por creencias limitantes que le impiden ser feliz y alcanzar el rendimiento y bienestar deseado. “No se puede confiar en las personas, si me muestro como soy seré más vulnerable, no tengo nada por lo que luchar, no valgo para nada, o la gente no me escucha”, son sólo algunos ejemplos. Trabajar a nivel de creencias y generar un cambio en nuestro cliente es una tarea muy complicada. Este modelo me ayuda bastante en este sentido, ya que me ha enseñado que hay que trabajar en la superficie para conseguir el cambio en las áreas más profundas y a tener presente que lo verdaderamente importante es que mi cliente “se escuche” diciendo cosas diferentes. Sólo entonces se podrá generar un descubrimiento, un cambio en él, que le permita avanzar hacia su objetivo.
Este modelo, a través del método A- B – C me permite como coach, tener más claro dónde poner el foco para facilitar que se genere el cambio / acción en mi cliente.
A: son los hechos, el contexto.
- Cuando estoy con un cliente debo tomarme el tiempo suficiente como para entender lo que está sucediendo. Clarificar en esta etapa es importante, y a partir de aquí el cliente establecerá su objetivo, que será concreto y compartido.
- Es posible que a medida que avanzamos en el proceso, el objetivo de mi cliente cambie. No pasa nada siempre y cuando sea consensuado.
- Preguntar sobre el contexto me ayudara a “subir” a mi cliente a la superficie cuando se sumerja en sus creencias más profundas. Esto para mí ha sido de gran ayuda cuando me he encontrado en este tipo de situación.
B: son las creencias o supuestos cognitivos. Aquí nos encontramos con 3 niveles:
- Creencias o Valores: son el nivel más profundo
- Reglas supuestos o actitudes
- Pensamientos automáticos o “diálogo interno”. ES AQUÍ DONDE TRABAJAMOS fundamentalmente.
C: son las consecuencias o reacciones emocionales (cómo se siente)
Trabajando en las B conseguiremos que en nuestro cliente se produzcan nuevas reacciones o emociones menos “dolorosas” que es probable que se repitan si esa situación se produzca de nuevo en el futuro.
Personalmente me siento cómoda trabajando con este modelo. El hecho de tener claro el tipo de preguntas que voy a utilizar y el proceso, me ayuda a sentirme más tranquila, más segura, y por lo tanto a “estar en el cliente” y ser auténtica (Egoless).
Las preguntas que este modelo propone son:
- ¿Qué pasa?/ ¿cuáles son los hechos?
- ¿cómo te sientes?, ¿cómo te hace sentir…?,
- ¿Qué pasa por tu cabeza para que te sientas así?. ¿qué es lo que tú percibes para que te sientas así? , ¿qué supone para ti…? (su diálogo interno)
- Hacerle preguntas sobre situaciones concretas
Al responder, el cliente verbaliza aquello que hasta ese momento formaba parte de su diálogo interno y esto le puede llevar a escucharse diciendo cosas muy diferentes (disonancias cognitivas), lo cual motiva la acción que es en definitiva no de los principales objetivos del coaching ( no hay coaching sin acción). He podido comprobar el asombro o sorpresa que se produce en el cliente cuando esto sucede y cómo a partir de ese momento desaparece esa creencia limitante que tanto sufrimiento le producía, transmitiendo una enorme sensación de liberación.
Por último, no quiero olvidarme de mencionar la importancia del señalamiento, que aunque de manera sutil, no debemos dejar de hacer. El señalamiento le permite ver aquello que hasta entonces no había visto. A través del señalamiento fijamos los cambios en el cliente y nos aseguramos de que estos no pasen desapercibidos para él. Es una muestra más de nuestra escucha incondicional, y una gran herramienta para generar incluso nuevas creencias que le impulsen a conseguir lo que verdaderamente quiere.
A continuación comparto con vosotros un cuento de Jorge Bucay, que creo que refleja bastante bien el impacto de las creencias limitantes en nuestras vidas.
EL ELEFANTE ENCADENADO (Jorge Bucay)
Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante.
Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de su peso, tamaño y fuerza descomunal… pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.
Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.
El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces?. ¿Por qué no huye?
Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapa porque estaba amaestrado.
Hice entonces la pregunta obvia: “Si está amaestrado ¿por qué lo encadenan?”
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.
Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca… y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.
Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:
El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.
Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.
Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él.
Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía…
Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a sus destino.
Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree –pobre– que NO PUEDE.
Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer.
Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro.
Jamás… jamás… intentó poner a prueba su fuerza otra vez…
Vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad… condicionados por el recuerdo de «no puedo»… Tu única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo tu corazón…
JORGE BUCAY
“El elefante encadenado” es uno de los más famosos cuentos de Jorge Bucay.
A igual que el elefante de la historia, todos llevamos inconscientemente esas cadenas que deterioran nuestra autoestima y confianza.
Y tú …
¿Te atreves a romper tus cadenas?
¿Qué vas a cambiar?