Todo empieza con una buena educación. Cuando era pequeña, una profesora en especial me hacia llorar. Quería pintar las hojas del árbol de azul, a pesar de ser verdes. El sol rojo, a pesar de que se viese amarillo. Me gustaba pintar, sacaba buenas notas, era una buena niña.
Sin embargo cada vez que me salía de la norma para atreverme a ser creativa me regañaba, me humillaba y me mandaba a la esquina.
Los que mas me conocéis sabéis que creo al 100 % en el potencial humano, en el talento que cada uno de nosotros llevamos por dentro y que por suerte , se han desarrollado y que por desgracia, a algunos se nos anulaba desde pequeños.
Por suerte yo sigo pintando las hojas de los arboles de azul y el sol en rojo.
Por favor, no apartemos a la gente que piensa, siente y actúe de manera diferente a nosotros mismos, porque precisamente de ellos aprendemos. Ojalá esa profesora hubiese aprendido de mi, hubiese creído en el cambio, en la mejora, y en no dar por sentadas las cosas.