En las empresas familiares, fundamentalmente, nos podemos encontrar con situaciones donde en el desarrollo de tus competencias profesionales y directivas, llega un momento extremo de incompatibilidad con tu jefe directo en la toma de decisión, manejando diferentes puntos de vista, aún teniendo objetivos comunes en la Compañía.
Por ejemplo: conseguir determinados objetivos en ventas, bien, con políticas de motivación al empleado ó, simplemente, obsesionarse por la consecución del objetivo sin tener en cuenta la opinión de estos, considerándolos un simple número. Políticas de despido indiscriminado ó simplemente basado en cuestiones personales, frente a establecimientos de criterios técnicos, económicos, antigüedad en la empresa, expediente de regulación de empleo, acatar los criterios de la opinión del cliente sobre todo lo demás ó defiendo los intereses de mi jefes de proyecto compatibilizándolo con los intereses del cliente o/y proyecto …
Cuando al empresario se le agotan los argumentos y alternativas, la propuesta puede ser “o estás conmigo ó estás contra mí”, no existiendo, normalmente, término medio. Es cierto que para utilizar esta terminología han tenido que ocurrir hechos y acontecimientos previos a lo largo del tiempo que distancien y separen la mentalidad de uno y otro, teniendo culturas empresariales diferentes.
Y a ante esa afirmación, tenemos tres claras alternativas:
1.- Estás con el empresario: quedando tu profesionalidad limitada o/y anulada. Pasas a ser un mero “Señor, sí Señor”. Te ordenan y ejecutas. Generalizado en algunas de estas empresas.
2.- Estás contra el empresario: tienes los días contados en la empresa.
3.- El empleado decide abandonar voluntariamente la empresa por incompatibilidad y, marcharse a otro proyecto: poco utilizado en estos tiempos ó posible fuga del talento.