
UN RAMO DE FLORES
Las emociones para mí son como los ramos de flores, existen de distintas variedades: todas ellas son preciosas, maravillosas y con ganas de crecer y hacerse más y más fuertes. Consiguen dar, allá donde están, calidez al ambiente, color, olor, forma, energía… Hacen que te sientas vivo.
Como todo en la naturaleza, hay una inmensa variedad de flores (de emociones…), cada una de ellas con sus propias características. Unas nos resultan más agradables y atractivas mientras que otras nos producen rechazo; unas son fuertes y robustas y otras delicadas; unas necesitan cuidados diarios y otras, sin embargo, no requieren tanta atención; las hay que necesitan luz directa y otras que se adaptan más a su entorno; algunas son efímeras, mientras que otras perduran en el tiempo; muchas dan frutos y sin embargo otras son venenosas… Estas características no son aleatorias ni caprichosas, sino que son todas ellas necesarias a la vez de diferentes para cada tipo de flor, de manera que puedan sobrevivir y desarrollarse en los distintos entornos donde les ha tocado crecer.
Los ramos de flores al igual que las emociones están evolucionando continuamente, dependerá del entorno, de sí le riegan o no…, en cada momento serán diferentes. Unas flores eclosionan antes, muy rápido y otras son más lentas; unas dan un olor muy agradable y otras no, unas nos resultan más agradables y otras no nos gustarán. Algunas veces un tipo de flor destaca más que otra.
Cuando crece una flor estamos encantados, queremos que dure eternamente y disfrutamos de ella, pero cuando nace una mala hierba, intentamos eliminarla rápidamente. Realmente tendríamos que aprender a disfrutar de todas por igual ya que cada una de ellas surge por un motivo y tendrá su utilidad. Son imprescindibles y necesarias. Por lo que es muy importante, al igual que con las emociones, que las conozcamos, las aceptemos y las sepamos gestionar e integrar en nuestra vida.
El coaching nos ayuda en este punto, nos enseña a definir las emociones, a reconocerlas y describirlas (darles formas, colores, temperatura, ubicarlas). Y al conocer las emociones podemos conocernos mejor a nosotros mismos.
Todas las emociones son fundamentales ya que te hacen ser la persona que realmente eres. Hay que entender que todas son importantes, desde las que nos enfadan, hasta las que nos hacen sentirnos mal incluso, las que nos disgustan. Son las que nos mueven a realizar nuestros actos y las que nos protegen de nuestro entorno. Nos empujan a seguir adelante. Por ello debemos dejar que crezcan todas y cada una de ellas y que cada una tenga la importancia que se necesite en su momento. Al fin y al cabo, somos personas que actuamos según como nos sentimos.
Por eso es muy importante trabajar con las emociones a través del coaching para, de esa manera, tratar de llegar a lo más intimo de las personas, a nuestras creencias. Debemos dejar que crezcan cada una de las emociones en nosotros, debemos hacer que entre ellas convivan en armonía. Para lo cual tenemos que aprender a comprenderlas, cuidarlas y amarlas, para poder así, disfrutar de manera plena del mejor y más hermoso ramo de flores.