LA EMOCIÓN FRUSTRACIÓN EN EL ÁMBITO EMPRESARIAL
Desde el punto de vista empresarial la experiencia de la frustración es a menudo tomada con ligereza, sin embargo, se puede constatar que es motivo de insatisfacción laboral en un amplio porcentaje de los empleados que la sufren. Pensando en un caso bastante cercano, el que subscribe viene experimentando la emoción de la frustración en los últimos quince años, a distintos niveles dependiendo de las épocas y acontecimientos. Concretamente mi frustración se centra en la formación que doy a los compañeros desde el departamento de calidad de nuestra empresa.
Tras hacer auditorias periódicas se detectan necesidades de formación y se imparten cursos formativos para paliar esas deficiencias. En la preparación de estos cursos y en su posterior puesta en práctica se emplea mucho esfuerzo y dedicación.
Cuando año tras año puedo observar que los mismos errores cometidos históricamente, y que en los cursos de formación el personal parece comprender, se cometen y se vuelven a cometer, la frustración se apodera de mí en gran medida, me hace sentir algo depresivo, como sin perspectivas de futuro, como si todo el esfuerzo realizado hubiera sido en vano.
Esta situación desencadena a veces un mal ambiente laboral entre mis compañeros y yo, porque deriva en roces continuos. La frustración a veces genera ira en mí como resultado de los errores históricos que observo.
Sin embargo la frustración a largo plazo no me incapacita sino todo lo contrario, me alienta a seguir buscando nuevas alternativas formativas. Esta emoción me conduce a intentar averiguar el porqué de los malos resultados de la formación impartida y a intentar llevar a cabo una innovación constante del proceso formativo.