
Las dos caras del Miedo.
El miedo es una de las emociones básicas que nos acompaña desde que nacemos. Quién sabe si el llanto de un niño recién nacido no es ya la primera manifestación de miedo ante un entorno totalmente desconocido…
Tendemos a percibir el miedo como una emoción negativa y sin embargo el miedo nos hace ser prudentes, cautelosos y precavidos ante situaciones y peligros que bien podrían costarnos la vida. Por ejemplo el miedo a sufrir cualquier tipo de ataque nos impide caminar solos de noche por una calle oscura. El miedo a tener un accidente de coche nos hace reducir a velocidad cuando las condiciones de la carretera no son buenas, o nos hace ser cautos a la hora de confiar en un desconocido. Y aun así, estamos cansados de escuchar cómo desde pequeños nos dicen no hay que tener miedo…
Pero como sucede con muchas otras cosas el miedo tiene dos caras, y al igual que nos moviliza y prepara para la huida ante un posible peligro, puede llegar a bloquearnos y paralizarnos por completo.
En realidad no se trata de la emoción en sí, es el modo que tenemos de gestionarla lo que hace que nos active o nos bloquee.
Cuando no somos capaces de gestionar adecuadamente nuestro miedo, éste se apodera de nosotros, nubla nuestra mente, anula la confianza en nosotros mismos. El miedo bloquea nuestras aptitudes, y hace que nos sintamos pequeños y vulnerables ante lo cotidiano impidiéndonos ser nosotros mismos. Anula nuestra voluntad, y se convierte en nuestro carcelero.
El miedo a veces se esconde, se camufla y enmascara y va avanzando poco a poco, sin que nos demos cuenta.
No me considero una persona miedosa, aunque sí precavida (¡a priori creo que nunca nadaría entre tiburones! ), y creo que es con diferencia una de las emociones con las que peor convivo.
Cuando vences tus miedos te sientes de nuevo libre, vuelves a ser tú. Recuperas la confianza en ti misma y te sientes con fuerza para hacer frente a las dificultades.
Reconocer nuestros miedos es el primer paso para superarlos. Pensar en qué desearías hacer y no estás haciendo y por qué, o en qué cosas haces sin realmente querer y por qué, puede ayudarte a identificarlos. En este sentido, el coaching proporciona las herramientas necesarias para avanzar en el autoconocimiento, descubrir y vencer tus propios miedos y de paso, por qué no, ser mucho más feliz!