Distinción: Controlar vs. Vigilar

Oliver Baumgarten

En el mundo laboral constantemente el día a día se mueve alrededor de alcanzar objetivos. Dejando la discusión aparte de que si realmente es una buena práctica utilizar solamente objetivos para buscar el compromiso de los empleados, quisiera destacar lo siguiente. Hay una diferencia muy importante entre controlar el cumplimiento de un objetivo y vigilar al empleado.

Partiendo de la base de que un mando conoce la gente a su cargo y que existe una comunicación abierta y de confianza en ambos direcciones, entonces lo normal es que los objetivos de cada puesto de trabajo se hablan y que no entren en competencia con otras metas dentro del mismo equipo. En este punto es importante que el resultado de la discusión sean objetivos aceptados y acordados por ambas partes, que se entienda lo mismo y que la medición del alcance es lo más objetivo posible. Solo entonces el mando tiene la posibilidad de la exigencia del cumplimiento ya que es algo acordado y aceptado. No hay problema en hacer un seguimiento – mejor dicho un control – del mismo. Puede haber desviaciones siempre cuando ocurran hechos que no se han podido tener en cuenta a la hora del acuerdo. También para ello es importante un control eficaz por parte del mando para poder corregir y cambiar la línea de actuación. El control es más una herramienta para obtener información importante en el proceso estratégico que un instrumento de vigilancia. A nadie le gusta que le controlen – en el mal sentido de la palabra – ya que aparece la sensación de vigilancia por parte del gran hermano – el ojo que todo le ve. Sabiendo esto, es de suma importancia por parte de cualquier dirigente que la gente a su cargo entienda el proceso de control como una parte muy importante del día a día de una empresa que quiere avanzar y progresar.
En cualquier curso de liderazgo hemos escuchado que el control es muy importante. Y es verdad, pero hay que entender el sentido del control y trasmitirlo, más que verlo como vigilar cualquier paso que da nuestro equipo – o sea se ha entendido más parecido a lo que pueden ser las tareas de un guarda que de un líder. Desde el punto de vista del subordenado un control del cumplimiento de un objetivo acordado va a ser hasta motivador cuando queda transparente los pasos que se dan para llegar a la meta. Cumplir metas nos gusta y nos produce sensaciones positivas de satisfacción. Vemos y sentimos que estamos avanzando en la dirección correcta. Entonces el control es positivo y provoca más implicación e iniciativa en el equipo.
Sin embargo el control entendido como vigilancia se basa en un seguimiento exhaustivo de los empleados y produce desconfianza, dudas, inseguridad y hasta miedos en los miembros del equipo. Es totalmente contraproducente ya que provoca justo lo contrario de lo que estamos buscando. En vez de avanzar con nuestra estrategia, estaríamos limitando el resultado al frenar la iniciativa, la motivación e la implicación de nuestro equipo.
Siempre se me ha quedado esta frase: “El control es el proceso de liderazgo más importante.” Estoy de acuerdo, siempre y cuando se entiende su significado como una herramienta más para dar apoyo, obtener información importante para la toma de decisiones, comprobar los logros y finalmente reforzar comportamientos deseados.

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