“Mi desarrollo profesional no depende de mí, depende de que me lleve bien con mi jefe, que él se lleve bien con el suyo y así sucesivamente. El resto importa poco, en todas las empresas pasa lo mismo”.
Por qué es limitante:
- Lleva a la inacción, a no preocuparte realmente por tu trabajo y por lo que tú puedes aportar a él. Es un determinismo que permite que te mantengas en tu zona de confort y que autojustifiques las opiniones negativas que los demás o la organización puedan tener de ti.
- Porque muy probablemente deteriorará tus relaciones con el resto de los miembros del equipo, bien porque focalizas únicamente en las necesidades de tu superior bien porque en el fondo has tirado la toalla y los demás también te importan poco.
- Parte de una infravaloración personal, yo por mi mismo valgo muy poco
- Carece de autocrítica, los demás son los que están equivocados. En el fondo mi desarrollo o su falta, parte de un sistema organizativo inadecuado, una maquinaria que me supera y a la que como mucho puedo intentar engañar.
- Es inútil trabajar con honestidad con los demás, todo el mundo va buscando posicionarse de cara al jefe de la mejor manera posible.
Alternativas potenciadoras:
- El desarrollo profesional es propio de uno mismo. No es necesario el reconocimiento organizacional externo (ascenso, salario), ni siquiera el reconocimiento de tu superior o de tus compañeros. Uno puede desarrollarse profesionalmente mejorando la calidad de su trabajo, la rapidez, la eficacia, la eficiencia, proponiendo soluciones novedosas o generando mejores resultados o productividad. Ese desarrollo generará satisfacción per se y te motivará en el día a día e inevitablemente aumentará las posibilidades de que la organización valore tu trabajo.
- Como decía Covey “nunca dejes de afilar la sierra”, tu desarrollo tiene un beneficio directo en ti, por lo que no debes supeditarlo a lo que tu jefe, la organización o los demás piensen o decidan por ti.
- En las organizaciones no solo existe tu jefe, por muy importante que sea. Las organizaciones no son sordas ni ciegas, los demás pueden ver cosas que tu jefe no ve y valorarlas adecuadamente. La valoración de tus aportaciones presentes o potenciales por parte de tus compañeros, clientes u otros departamentos, dependen de ti más que de la percepción de tu superior.
- La primera persona en la que tienes que confiar para conseguir que las cosas cambien es uno mismo, las personas que te rodean no son impermeables a tus cambios y mejoras, ellos también cambian contigo.
- No hay dos personas iguales, cada uno de nosotros es un universo que se mueve para o por motivos diferentes y que percibe y vive cada situación a su manera, que no siempre es la misma.