
CREENCIA LIMITANTE en la empresa
once upon a time…, en realidad no hace tanto tiempo que cambió la mentalidad en cuanto a la errónea creencia de que aquel que trabaja más horas obtiene un mayor rendimiento. Personalmente tuve ocasión de escalar alto en mi última empresa y ,en parte, los méritos, los fui ganando a raíz de aplicar el famoso horario religioso “entras cuando Dios manda y sales cuando Dios quiera”. Es cierto que en el caso de muchas de las pymes y empresas familiares hay que hacer auténticos encajes de bolillos para sacar todo el trabajo adelante a la vez que intentas no excederte en los costes; esto se convierte en una ardua y estresante tarea donde los meses corren a gran velocidad y los cargos en el banco se transforman en amenazantes vampiros que te chupan la sangre y, en ocasiones, hasta el buen humor del empresario.
Hoy día numerosos estudios demuestran que hay una media de 4 horas donde se alcanza un rendimiento óptimo y que, a partir de ahí, una larga jornada laboral termina afectando la salud física y mental. Invertir más horas en el trabajo va en detrimento de aquellas otras parcelas de nuestras vidas (ocio, familia, descanso, etc.) que se ven afectadas, provocando desde hastío hasta ansiedad o desequilibrio emocional, factores que dificultan tanto la concentración como el enfoque necesarios para alcanzar, no solo la eficacia, sino, también, la eficiencia.
Resumidamente diría que la creencia de “quien más trabaja más rinde” se ha sustituido por “las personas felices rinden más”, y es justamente ahí donde el coaching tiene mucho que hacer, trabajando en el desarrollo de personas y organizaciones, creando espacios en los que se geste un clima laboral idóneo para la realización personal.