Gestión Emociones Propias

Por: Ana Soler y Juan José López Jurado

GESTIÓN DE LAS EMOCIONES PROPIAS:

Aceptar, Confiar, Clarificar

 

La competencia AECOP Gestión de las emociones propias está directamente relacionada con las competencias de Aceptar, Confiar y Clarificar del modelo 5+4=9TM de ICP.

AECOP entiende como Gestión de las emociones propias, la capacidad del coach para comprender sus fortalezas y áreas de mejora y mantener las emociones propias bajo control. De esta forma, podrá afrontar y resolver situaciones retadoras desde la confianza y la actitud positiva. Por tanto, esta competencia está íntimamente ligada con las competencias ICP de Aceptar, Confiar y Clarificar.

Para desarrollar esta competencia, el coach debe trabajar la aceptación incondicional (relacionada con la psicología humanista de Carl Rogers) y la escucha activa (para poder observar tanto los mensajes verbales como no verbales del cliente y, desde la máxima

objetividad posible, detectar su significado). Esta competencia de Aceptar es el punto de partida para desarrollar la competencia de Confiar, relacionada con la capacidad del coach para generar una relación de confianza coach-cliente basada en la autenticidad y la honestidad, que permita crear un entorno seguro para la exploración, el descubrimiento, el crecimiento y la transformación plena del cliente. El coaching debe ser un proceso libre de cualquier sesgo o “contaminación” por parte del coach, centrado única y exclusivamente en y para el cliente (concepto de Egoless).

Para que el coach no caiga en el más directo juicio y aberrante subjetividad, éste debe trabajar la competencia de Clarificar para que, descubriendo previamente cuáles son sus creencias y distinciones (emotivas, cognitivas y conductuales), poder después ayudar al cliente a descubrir y clarificar las suyas. Sólo desde la conciencia de sus propios “esquemas mentales”, el coach será capaz de bajar el volumen de su “radio interna” para sintonizar con la del cliente y estar centrado en él, adoptando un papel secundario de acompañamiento en el que es el cliente el actor principal del proceso, el que sabe, el único capaz de decidir y encontrar la solución. Y esto será una realidad cuando se genere un clima de confianza y aceptación incondicional en el que el cliente sienta que puede abrirse sin reservas y puede desplegar todo su potencial, sin coacción ni juicio por parte del coach.

 

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