GESTIÓN DE LAS EMOCIONES PROPIAS

Por: Miryam Escudero y Conchita Sangrador

GESTIÓN DE LAS EMOCIONES PROPIAS:

La segunda competencia de AECOP es la GESTIÓN DE LAS EMOCIONES PROPIAS. El citado Diccionario la define así:

 

“Capacidad para comprender sus emociones, fortalezas y áreas de mejora, manteniendo una actitud positiva y con confianza para afrontar y resolver situaciones retadoras, manteniendo las emociones propias bajo control.”

 

 

Y, para evaluar esta competencia en un coach, AECOP evalúa unos ítems que hemos recogido de modo sistemático:

  • Reconoce en sí mismo las fortalezas y áreas de mejora en la gestión de sus emociones.
  • Responde con calma, de manera serena y con tacto ante situaciones inesperadas, mostrando confianza en sí mismo ante la adversidad, actuando con decisión, firmeza y resiliencia.
  • Muestra claro dominio personal en muy variados contextos y situaciones expresando estados emocionales que contribuyen a favorecer la relación.
  • Autogenera emociones positivas, gestionando el propio bienestar y mejorando el de los demás.
  • Se siente optimista y potente para afrontar los retos presentes y futuros.

 

En el marco de las competencias ICP, las que más se relacionan con la gestión de las emociones, desde la perspectiva de la definición de esta competencia por AECOP son Confiar e Impulsar.

 

Trascribimos la definición de Confiar en ICP:

“Establecer y mantener una relación de confianza y comunicación plena, garantizando un entorno seguro y una relación de apoyo para la exploración, el descubrimiento, el crecimiento y la transformación del cliente, con el objetivo de expandir la implicación del cliente. El centro es el cliente (egoless). Manifestarse desde la autenticidad y plenitud”.

Durante el proceso el coach debe confiar en el coachee y hacerse merecedor de su confianza. Confiar en el cliente es dotarle de protagonismo, ponerle en el centro de atención.

El ICP concreta la medición de esta competencia en estos puntos, en los cuales, el coach capaz de gestionar las emociones (competencia AECOP) deberá crear un clima de confianza inequívoca, en la que el coachee se sienta cómodo y seguro.

  • El coach está presente pero el centro es el cliente (egoless).
  • Genera un clima de confianza con la propia puesta en escena.
  • Transmite con seguridad la confidencialidad del proceso, logrando que el cliente tenga certezas al respecto.
  • Incluso en situaciones de confrontación, el cliente siente seguridad en el coach y se implica con el objetivo.
  • El cliente se expresa con fluidez incluso en temas “delicados”.
  • Con su comunicación facilita en el cliente que trabaje su independencia, así como la evitación (lucha o fuga) de situaciones incapacitantes o limitantes.
  • El cliente reconoce de manera explícita que ha compartido información personal que anteriormente no había podido pensar o sentir.
  • Trabaja los sesgos cognitivos del cliente (pensamiento dicotómico, sobregeneralización, descalificación de lo positivo…) y los heurísticos.

 

Trascribimos la definición de Impulsar en ICP:

“Hacer surgir posibilidades promoviendo el surgimiento de ideas, opiniones, oportunidades, insight, para avanzar y sostener sus progresos. El coach es el principal fan de las virtudes del cliente: tenaz en la provoca-acción (Pigmalión)”.

El coach, en el proceso de coaching, ha de favorecer el autoaprendizaje del cliente, favoreciendo el pensamiento divergente abierto a todas las alternativas posibles para que, el cliente sea capaz de hacer cosas, de comprometerse a acciones que antes del proceso eran impensables para él.

 

El ICP concreta la medición de esta competencia en estos puntos, en los cuales, el coach capaz de gestionar las emociones (competencia AECOP) ha de provocarle hacia la acción de modo tenaz y persistente.

  • Aporta hipótesis que generan el insight en el cliente.
  • Favorece el pensamiento divergente abierto a todo tipo de alternativas y experimentación de los nuevos aprendizajes.
  • En el proceso de coaching ha conseguido que el cliente se supere y logre hacer cosas que antes consideraba que no era capaz.
  • Es persistente solicitando a su cliente que entre en acción.
  • Consigue que el cliente se comprometa con retos y objetivos especialmente retadores.
  • Ha logrado que, en el proceso de coaching, el cliente expanda todo su potencial como persona (quien) más allá del objetivo (qué).

 

La gestión de las emociones ha de ser una tónica en el proceso de coaching porque, una buena gestión de emociones, facilita la objetividad y, con ella, la posibilidad de acompañar al cliente a maximizar su potencial.

“La mente es como un paracaídas, solo funciona cuando se abre” A.Einstein

 

Concluyendo, podemos afirmar que las competencias del coach 1 y 2, Compromiso con el Desarrollo y Gestión de Emociones, exigidas por AECOP pueden relacionarse con las competencias de Aceptar, Confiar e Impulsar propuestas por ICP.

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