¿REALIDAD O FICCION?
Desde mi punto de vista, de todos los fundamentos del Coaching que he aprendido en este curso, uno de los más bonitos es el que nos enseña como ante un mismo suceso, y debido a la percepción individual (racional y emocional), cada persona tiene una interpretación única y diferente del mismo.
A quién no le ha ocurrido alguna vez que dos personas por separado te cuenten la misma vivencia, pero que, sin embargo, cada una de ellas tenga una versión diferente de los hechos. Piensas, ¿realmente han vivido la misma situación?; uno de los dos debe estar equivocado…
Esto se puede explicar a través del enfoque cognitivo conductual. Y es que, ante un hecho, y según las creencias o presupuestos cognitivos que tengamos, aparece una determinada emoción. Esta emoción, hace que reaccionemos frente a la situación de una manera u otra; es decir, que cada uno de nosotros tenemos nuestra interpretación de los acontecimientos.
Sí mediante el coaching podemos hacer que nuestro cliente, frente una situación que le incomoda y que él quiera mejorar, logre cambiar el pensamiento -automático negativo- que tiene en ese momento, la consecuencia será que cambiará como se siente y por consiguiente sus acciones…… ¡maravilloso!
Yo lo he vivido en un proceso de coaching. Un cliente presentaba una situación en la cual se encontraba reacio a hablar con los comerciales ya que pensaba que ellos le iban a decir que no les interesaba lo que les tenía que vender. Esa era su realidad actual. ¿Su objetivo?: poder lanzarse a la acción, pese a prever una respuesta negativa. Desde mi poca experiencia creí detectar que el cliente presentaba un sesgo de interferencia arbitraria de adivinación del futuro: esperaba que las cosas salieran mal, que fueran negativas. Trabajando durante varias sesiones con él en las posibles opciones que tenía y trabajando algunas de las competencias, como clarificar, temporalizar, contextualizar e impulsar, llegó al compromiso de que iba a hablar con los comerciales… En la siguiente sesión me comento que tuvo una respuesta muy positiva de ellos. De hecho, algunos se interesaron enormemente por sus productos, lo cual hizo que él a partir de ese momento fuera más proactivo a la hora de venderse en la compañía. A mí me dejo muy sorprendida ya que con un ligero cambio de percepción había conseguido un reto que antes le parecía inalcanzable. ¡Fantástico!
Me llama la atención cómo algo tan sencillo puede ayudarnos a relacionarnos más y mejor, a tener una vida más tranquila y a ser más felices.
Nuestras interpretaciones, y por consiguiente nuestras emociones y acciones frente a diferentes situaciones incómodas, ¿son fijas e inamovibles, o podemos, por el contrario, gestionarlas y cambiarlas…?, Por tanto, ¿qué son?: ¿realidad, o ficción?…
Teresa Armada
