Quién no recuerda la escena de la película “El club de los poetas muertos” con todos subidos a las silla y gritando “O capitán mi capitán”.
El hecho de subir a una silla nos aporta una perspectiva nueva de la que teníamos hasta ese momento. Llevado a la acción es una práctica de gran utilidad, no el subirnos a una silla, que también, sino el ser capaces de cambiar nuestra posición como observadores de una acción, o de una forma más útil, hacer que nuestro cliente sea capaz de observar desde distintos puntos.
Lograr que el cliente se observe como en una película, desde fuera, ejecutando una acción o manteniendo una conversación, le aporta una perspectiva de las cosas, de su forma de actuar, del tono, de lo que dice, de las reacciones de la otra persona… todo esto le permite poner en perspectiva sus acciones y en cierto modo el resultado que se puede esperar de ellas.
Es sorprendente como en muchas ocasiones, cuando el cliente realiza este cambio de observador, cambia la percepción del problema o incluso de cómo ejecutará su acción.
Por tanto, en mi opinión, es una práctica muy recomendable y que aporta mucho en nuestras sesiones.