El trabajo es para todas las personas un elemento más de dignificación social, es un medio para conocer a otras personas y relacionarnos, aprender una profesión y una disciplina de trabajo, nos ayuda a estructurar nuestro tiempo de ocupación y descanso, es un importante manantial de refuerzo que mantiene y enriquece nuestro
autoconcepto (la imagen que tenemos de nosotros mismos), además de una fuente de ingresos que nos permiten alcanzar otros muchos logros.
En mi trabajo como orientadora laboral, ante la pregunta ¿en qué quieres trabajar? Es frecuente, especialmente en jóvenes y personas que dejaron hace muchos años atrás su profesión (amas de casa o parados de larga duración que provienen de trabajos ya en desuso) que estén desconectados de sus necesidades y deseos. Dan por supuesto que no se puede elegir y que deberán conformarse con lo que “nadie quiera”.
Esta actitud responde, a mi entender, a una ausencia de introspección, de encuentro íntimo con uno mismo, falta de autoconocimiento por inmadurez, represión, frustración, etc. Y por supuesto, falta de autoestima laboral.
Cuando escucho decir a un joven desempleado: “me da igual”, “si me sale algo”, “de lo que sea”, “no están las cosas para elegir” pienso: ¿tendrá algún proyecto de vida? Y cuando a muchos de ellos les escucho historias tremebundas de sus puestos de trabajo anteriores (sin contrato, horarios abusivos, despidos improcedentes, etc.) entiendo que se han hundido sin despegar primero. Arañando un poquito debajo de esas palabras, nos encontramos con personas que carecen de confianza en sí mismas, y que incluso han perdido la imaginación para pensar qué tipo de trabajos podrían desarrollar y cómo tratar de encontrar un empleo por algún otro medio que no sea estar apuntado a la oficina del INEM.
No parece haber correlación entre nivel de estudios y actitud ante el trabajo. Hay licenciados que se encuentran derrotados sin acabar siquiera la carrera y gente sin estudios que “se comen el mundo” y a los que no les faltan oportunidades de trabajo visto su CV. El trabajo es un recurso escaso y difícil para todos (para unos más que otros, sin duda), pero la actitud ante él, y sobre todo la confianza en las propias capacidades para salir adelante, son la clave del éxito.
El coaching para el empleo es una herramienta muy útil para los desempleados y todos aquellos que quieran mejorar y continuar con éxito su carrera profesional. Como dice un viejo dicho náutico: “No existen vientos favorables para quien no sabe a dónde va”, ese es el primer paso para alcanzar el éxito. Si todas las personas pudieran aportar al mundo sus talentos y virtudes, sin duda todos ganaríamos con el cambio, especialmente en la calidad y variedad de los servicios profesionales que todos utilizamos.
No hay que desistir, ¡¡Aúpa las vocaciones!! Te necesitamos a ti.